Somos lo que pensamos.
Realmente somos lo que pensamos que somos.
Lo que somos es nuestra propia idea de lo que somos.
Quien se sienta valioso ante sus propios ojos, proyectará esa imagen a
los demás.
Los triunfadores proyectan actitud de triunfo, por eso triunfan.
Su auto estima los lleva a ver en cada momento una oportunidad y a
hacer de cada persona un aliado.
Nuestro pensamiento determina todas nuestras actividades y nuestras
actitudes forjan las expectativas del futuro, somos los forjadores
voluntarios de nuestro destino.
La actitud de campeón.
Nadie puede llegar a ser campeón si no se siente campeón.
Si no cree en sí mismo.
La actitud de campeón consiste en no temer al fracaso, no en no tenerlo a
veces; el fracaso es parte de las experiencias y se le acepta como un
aprendizaje para evitar volver a caer en el error; cuando se tiene la
expectativa del éxito, el fracaso es una buena lección, en cambio cuando
no se cree en el éxito el individuo mata toda posibilidad de crecer, es un
perdedor.
El campeón tiene una fe inquebrantable en él mismo y digiere sus
fracasos como aprendizajes.
Debemos creer en nosotros mismos, no en lo que nuestros enemigos
creen de nosotros.
Debemos edificar el sueño del hombre nuevo que deseamos ser y tener
la voluntad de cultivar los hábitos que nos permitan ser tal y como hemos soñado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario